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Nadie sabe con certeza por qué Elvis Presley sufrió un ataque cardíaco con consecuencias fatales el 16 de agosto de 1977, ni conoce la razón por la cual Bing Crosby sufrió un ataque idéntico dos meses después. Pero es muy probable que un astrólogo experto en salud, al mirar las cartas natales de los dos hombres, advierta algunas extrañas semejanzas.
Ambos nacieron con Saturno en Acuario. En los dos casos Saturno estaba de «mal cariz» en relación con otros planetas (la expresión puede parecer muy vaga, pero tiene un significado matemáticamente exacto). Según la tradición, ello implica probables problemas cardiacos, especialmente cuando Saturno se encuentra en el signo opuesto a Acuario. Se trata de Leo, clásico rector del corazón. El ataque cardiaco de Elvis Presley tuvo lugar con Saturno en Leo. Y Saturno también estaba en Leo el 14 de octubre, el día en que falleció Bing Crosby. Naturalmente, todo ello podría obedecer a una asombrosa coincidencia*. También podría ser casual el que hubiera Luna Nueva exactamente dos días antes del ataque de Elvis, y Luna Nueva (y eclipse) exactamente dos días antes del de Bing. Pero desde otro punto de vista puede ser indicio de una pauta cósmica que nos afecte a todos, en nuestra vida y en nuestra salud. Si tal pauta existe —y las pruebas en tal sentido son más sólidas de lo que se supone—, la clave para su comprensión debe corresponder a la astrología. Hasta hace unos años, ningún científico respetable se habría atrevido a tomar en serio la astrología. Parecía increíble que planetas situados a millones de kilómetros pudiesen influir sobre la salud o el carácter del ser humano. La ciencia prefería simples explicaciones mecanicistas: el sistema solar concebido como un ingenio de relojería en que se mueven planetas estériles; la conducta humana, como un conjunto de reflejos; la vida, como un accidente molecular. Los astrólogos, por el contrario, insistían en afirmar la existencia de una norma y de un significado en el universo. Los simples mecanismos de la ciencia no eran suficientes. Tenía que haber algo más, un «factor cósmico» que relacionase el esquema de desplazamiento de las estrellas y de los planetas con aquél, más reducido, de la vida. No podían explicar este factor cósmico en términos científicos, pero conocían su existencia: una especie de radiación procedente de otros planetas, que afectaba la vida sobre la Tierra. Los científicos se burlaron de la idea de un factor cósmico, hasta que comenzaron a hallar pruebas de su realidad. Experiencias especiales demostraron que los planetas estaban «vivos», latían con energía electromagnética. Su radiación alcanza a la Tierra, sus movimientos tejen una compleja trama energética sobre la superficie de la misma, única en cada momento, única en cada lugar. Y, lo que es aún más importante, el factor cósmico nos afecta. En 1938, un médico japonés, Maki Takata, descubrió que la composición de la sangre humana cambia radicalmente durante un eclipse. En 1950 un estadígrafo belga llegó a la conclusión de que era probable que las personas que alcanzaban el éxito profesional, hubiesen nacido bajo el predominio en el cielo de determinado planeta, así como era improbable que su nacimiento hubiera tenido lugar en otra fecha. En 1968, un grupo de médicos checos llevó a cabo una experiencia durante un año sobre el control astrológico de la natalidad; de las 1.252 mujeres que participaron en la prueba, sólo veintiocho quedaron embarazadas. En 1977, un profesor de psicología de Londres demostró que los signos del zodiaco ejercían una influencia mensurable sobre la personalidad humana. Estos son tan sólo unos pocos ejemplos destacables, pero reflejan un cambio en la actitud de los científicos. En distintos campos de especialización, van forjando los eslabones de una sólida cadena que lleva a una sola conclusión: la vida humana y la salud se ven profundamente influidas por el factor cósmico. Los astrólogos nunca han dudado de ello. Es una idea a la que se han mantenido fieles durante los últimos cuarenta siglos. Pero el que la ciencia empiece a reconocer validez a su posición no deja de ser alentador. Todo parece conducir a nuevas investigaciones y, en última instancia, al nacimiento de una ciencia nueva: la bioastrología. Esto es, el estudio de la influencia del factor cósmico sobre la salud humana (física, mental y psíquica). En este blog se intenta examinar, anticipándose, el fascinante campo de la bioastrología. En él se tratará de dar respuesta a preguntas fundamentales sobre la salud y los astros. ¿En qué forma los signos solares afectan su salud? ¿Quién es propenso a adquirir el hábito de fumar, quién a comer en exceso, quién a tener enfermedades debidas a la tensión? ¿Cómo aparecen los biorritmos en el horóscopo? ¿Están las manchas solares relacionadas con las enfermedades cardiacas? ¿Puede la Luna de algún modo determinar la “locura”? ¿Se puede prevenir y evitar una enfermedad? ¿Cómo, exactamente, se lleva a cabo el control astrológico de la natalidad? Las respuestas a tales preguntas no suelen ser cortas ni precisas. El bioastrólogo debe estudiar cuidadosamente la carta natal, prestando tanta atención al diseño en su conjunto como a los detalles. Hay que evitar las decisiones precipitadas, puesto que no siempre los astros revelan su mensaje a primera vista. Es obvio que no todas las personas astrológicamente predispuestas a padecer enfermedades cardiacas van a sufrir ataques al corazón. Tampoco la totalidad de los fumadores empedernidos morirá de cáncer pulmonar. Mucho depende del estado de salud general, de la dieta, del ejercicio, de la tensión y de muchos otros factores. Un ritmo de vida sensato y el conocimiento de los probables problemas de la propia salud, suelen ayudar a impedir que éstos tengan lugar. También en esto la bioastrología puede ser de utilidad, al dar indicaciones para el cuidado preventivo de la salud. Es evidente que quien es consciente de su predisposición a sufrir enfermedades producidas por la tensión, está mejor preparado para evitar determinadas situaciones y conservar su salud. * Las probabilidades de que se trate de una coincidencia son de una entre 580.000. |
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